Monumento a las familias fundadoras, inaugurado el 15 de julio de 1952 |
La fundación de Santa Clara se encuentra entre los temas de la historia de la ciudad que mayor divergencia ha presentado en su paso por el tiempo, fundamentalmente en cuatro aspectos: el móvil, el número de familias fundadoras, el lugar y el tamarindo.
Es posible que el tema de la fundación de
la ciudad no haya alcanzado un criterio unánime con respecto a los
cuatro puntos antes mencionados, debido a la existencia de un monumento
perpetuando este hecho, emplazado en un lugar que no es exactamente
donde se reunieron los remedianos para ejecutar dicho acto, además de
que los elementos que lo componen recrean la versión más difundida de la
historia de la fundación de esta ciudad: la publicada en la obra Memoria histórica de la villa de Santa Clara y su jurisdicción
del primer historiador, Manuel Dionisio González,[1], y probablemente
también se deba a que esta versión repetida y reafirmada por más de un
siglo no había sido refutada, hasta que en 1985 aparece publicado en la
revista Islas de la Universidad Central de Las Villas, un ensayo de la
remediana Natalia Raola Ramos, donde plantea algunos puntos no
coincidentes con la historia contada por González, los cuales serán
expuesto en párrafos posteriores.
El presente trabajo pretende esclarecer
estos aspectos de la fundación de una villa a la que se le denominó
“Gloriosa Santa Clara” por orden del Obispo Diego Evelino de Compostela
quien decidió que llevara el mismo nombre que se le había otorgado a la
hacienda cuando le fue mercedada a su anterior dueño, Antonio Díaz, por
el cabildo de Sancti Spíritus en 1646, lo que se evidencia en el Auto
expedido el 14 de junio de 1689 por el mencionado Obispo.
MÓVIL DE LA FUNDACIÓN. (ANTECEDENTES)
Cuba fue víctima de constantes ataques de
corsarios y piratas de diferentes nacionalidades, especialmente
ingleses, franceses y holandeses, durante los siglos XVI, XVII y XVIII.
La villa de San Juan de los Remedios, estuvo entre aquellas más
vapuleadas por el corso y la piratería, por lo que el temor de los
vecinos a tan viles actos sirvió de pretexto para encubrir intereses
económicos particulares que engendraron la codicia de algunos, criterio
que comparten los especialistas como por ejemplo: Carlos Venegas en su
libro Dos etapas de colonización y expansión urbana, donde expone:«[…]
Los resortes ideológicos que se mueven alrededor de la traslación de
Remedios dan una medida de la gravedad jurídica del procedimiento.
Aunque por debajo de los argumentos de la inquisición y de los ataques
de los herejes piratas, se mueven las fuerzas económicas señaladas,
estas apenas se mencionan como argumento [… ]»[2]
Otros historiadores: Hernán Venegas
Delgado, Carmen Guerra Díaz, Natalia Raola Ramos y El Consejo Científico
del Comité Municipal del Partido que escribió la última versión de la
historia de Santa Clara, concluida en 1990, han podido arribar a
conclusiones de probada cientificidad, mediante estudios de documentos
analizados con criterio actualizado, que el verdadero móvil de la
fundación es económico, aunque el temor a la piratería constituyera un
elemento influyente de carácter subjetivo y a pesar de que este pretexto
aparece expresado explícitamente en los documentos referentes a la
fundación que datan del siglo XVII, ejemplo en el Auto expedido en La
Habana a once de junio de 1689 por el Capitán General de la Isla de
Cuba, Don Diego de Viana Hinojosa, se expresa: «[…] que si se
llevara el motivo de los vecinos de la villa de San Juan de los
Remedios del cayo, de esa jurisdicción sea el padecer continuas
hostilidades de los Piratas enemigos se mudasen el referido pueblo sobre
que su señoría provechó auto con parecer de Asesor en once de febrero
de 1,688 en vista de los autos dichos sobre esta razón por sus
antecesores e que mandó que dicha villa de San Juan de los Remedios del
Cayo se mudase al Sitio del Copey alias Santa Marta de
Guadalupe[…]»[3].
Entre los argumentos esgrimidos por dichos historiadores para reforzar este criterio están:
Los últimos ataques de envergadura a
Remedios ocurrieron en 1667 por Francisco Nau, El Olonés, y después en
1668 el rapto a Catalina Velásquez, esposa del Alcalde Manuel Rodríguez,
sin embargo, la aprobación del traslado de la villa de San Juan de los
Remedios no fue hasta 1684, es decir que habían pasado diez y seis años
lo que hace pensar que si fuera el temor a la piratería la principal
causa, se hubiese llevado a efecto de inmediato cuando aún se
encontraban bajo los influjos de los vandálicos hechos.
Cuando los remedianos, a finales del
siglo XVII decidieron el traslado ya había pasado el primer momento de
la colonización y estaba ocurriendo el poblamiento interior, ya las
tierras costeras se habían mercedado, ahora había que poblar y mercedar
hatos y corrales para el fomento de la cría del ganado en las zonas
mediterráneas, esto conllevó a que las tierras del interior de la isla
adquirieran más importancia y mayor valor.
Otra prueba la constituyen los conflictos
creados entre remedianos a partir del surgimiento de la idea de la
traslación, lo que conllevó a que se formaran al principio tres grupos
con propuestas diferentes: dos liderados por los sacerdotes de la villa
que querían el traslado para sus respectivas haciendas y uno que se
negaba a salir del lugar donde se concentraban sus mayores intereses, lo
que refleja el deseo de cada cual porque sus tierras fueran las
beneficiadas.
El primer grupo bajo el liderazgo del cura Cristóbal Bejarano, abogaba por el traslado para su hacienda Santa Fe.
El segundo grupo lo formaron los
seguidores del cura José González de la Cruz, quien creó un andamiaje de
fantasías alegando que la villa estaba endemoniada y pedía la mudanza
para su hacienda El Copey.
Un tercer grupo lo conformaban los
vecinos que no deseaban abandonar el lugar, es decir, mantener la villa
en el mismo asiento, especialmente aquellos que tenían sus propiedades
como los tres grandes terratenientes Jacinto de Rojas, Bartolomé del
Castillo y Juan Jiménez, que según Natalia Raola Ramos estaban unidos
por lazos de parentesco. También existe una carta que algunas mujeres
remedianas escribieron al Obispo Diego Evelino de Compostela el 9 de
octubre de 1690, a poco más de un año de la fundación de la nueva villa
Santa Clara cuando aún continuaban las discordias, en esta misiva
manifestaban, entre otras cosas, el deseo de permanecer en la villa de
San Juan de los Remedios, movido por los intereses personales y
familiares.
Plano que señala el lugar de la fundación, publicado en la Memoria histórica de Santa Clara y su jurisdicción, por Manuel Dionisio González. |
«[…] Estos tales tendrán sino
todas conveniencias, las más de ellas, por tener tan a mano el recurso
de sus haciendas, corrales, hatos, vegas: pero nosotras, que tenemos acá
y dejamos el recurso que nos dejaron nuestros padres, no tendremos allá
de que valernos, por quedar tan distante un paraje de otro; y así solo
habremos de ir a perecer y pasar muchas necesidades, porque en aquellos
contornos no se halla lo que en estos […]»[4]
Triunfó provisionalmente el criterio de
José González de la Cruz, quien logró obtener el permiso para
trasladarse a su hacienda Santa Marta de Guadalupe, en El Copey, con una
Real Cédula fechada 29 de enero de 1684, pero las divergencias impedían
que se ejecutara hasta que el 11 de febrero de 1688 el Capitán General
Diego Antonio de Viana Hinojosa de común acuerdo con el Obispo Diego
Evelino de Compostela, ordenaron que se efectuara de inmediato. El
Cabildo se reunió y acordó (acuerdo del 5 de marzo de 1688) desechar
ese sitio para efectuar el traslado alegando que no reunía las
condiciones propicias por lo que el Alcalde Manuel Rodríguez y el
Regidor Esteban Díaz de Acevedo fueron a La Habana y presentaron al
Capitán General y al Obispo, ya mencionados, la solicitud con la
propuesta de traslado para la hacienda de Antonio Díaz, por tanto surge
el cuarto grupo con un nuevo criterio, pues desde el 16 de septiembre de
1678 se habían fijado los límites entre Sancti Spíritus y Remedios
quedando la hacienda de Antonio Díaz adjudicada a la jurisdicción de
Remedios lo que favorecía a estos descendientes el traslado.
El Alcalde y el Regidor argumentaron ante las autoridades supremas del gobierno
«[…] que el terreno escogido era extenso y ameno, que tenía cercanas aguadas, temperamento
saludable y toda clase de materiales para las fábricas de los vecinos y
del templo, donde se tendrían como veneración la Majestad Sacramentada y
las santas imágenes […]»[5]. Eran los requisitos para un nuevo asentamiento.
El 14 de junio de 1689 fue aprobado el
traslado que se ejecutó el 15 de julio de ese mismo año y que devino
fundación de una nueva villa, pero lo que no dijo el historiador Manuel
Dionisio González es que los solicitantes estaban vinculados a las
familias Rojas de Pavia y Díaz de Pavia, herederos y parientes de
Antonio Díaz, dueño de la hacienda escogida para el próximo asentamiento
que ya había fallecido pero que quedaba en herencia para sus
descendientes, también hay que tener en cuenta que no solo tenían el
poder político sino también el poder económico en esta zona. Fue la
historiadora Natalia Raola la investigadora que demostró tal parentesco
entre los fundadores de Santa Clara con lo que aportó al conocimiento de
este hecho, también dio a conocer que entre esas personas se
encontraban varios propietarios de haciendas vecinas como el alférez
Marcos Gaspar Rodríguez de Arciniega y Márquez, los capitanes Juan Pablo
de Monteagudo y Luis Pérez de Morales y el regidor Andrés Carrazana.
Como puede observarse la primera
aprobación del traslado ocurrió en 1684 y el cabildo de Remedios
obstaculizó su ejecución, sin embargo cuando se ordenó que se hiciera
para el lugar de su conveniencia. (la hacienda de Antonio Díaz), se
ejerció de inmediato, esto indica una vez más que se movían intereses
económicos alrededor de este hecho, y no el temor a la piratería como se
repitió durante mucho tiempo.
Todos los estudios realizados por los
historiadores a finales del siglo XX han servido para refutar el
criterio de Manuel Dionisio González expresado en su obra Memoria histórica de la villa de Santa Clara y su jurisdicción,
el que se fundamentó en lo planteado en los documentos relacionados con
la fundación, pero con las limitaciones de métodos de estudio
históricos y otras propias de la censura que el régimen colonial
imponía, este autor no pudo ver, o no pudo reflejar lo que ahora ha
quedado demostrado.
NÚMERO DE FAMILIAS FUNDADORAS
Hasta el momento han surgido seis versiones diferentes acerca del número de familias fundadoras:
1-Jacobo de la Pezuela en su Diccionario geográfico, Estadístico, Histórico de la Isla de Cuba y Emeterio Santovenia en Un día como hoy: 366 Fechas en la Historia de Cuba, aseveran que fueron treinta y dos las familias que fundaron a Santa Clara.
2-Rafael Altunaga Las Villas (biografía de una provincia) ofrece una cifra imprecisa que oscila entre dieciocho y treinta y dos.
3-José A. Martínez Fortún Foyo en Anales y
efemérides de San Juan de los Remedios y su jurisdicción, los hace
llegar hasta veinte.
4-Manuel Dionisio González en su obra
Memoria histórica de la villa de Santa Clara y su jurisdicción
refiriéndose al número de familias fundadoras plantea:«[…] aseguran
que fueron treinta y dos y otros las hacen llegar hasta setenta, pero
lo más probable es, que sólo vinieran diez y ocho, cuyo dato está
apoyado en la autenticidad de documentos que excluyen a las otras
noticias […]»[6]
El historiador se refería a una Real
cédula que se expidió con motivo de la solicitud que se hizo sobre la
construcción del convento de San Francisco en esta villa que fueron diez
y ocho las familias que se trasladaron de Remedios (Ver anexo) y
comparó el censo de población del 20 de marzo de 1691 que le arrojó un
total de 261 habitantes, por lo que la diferencia estaba dada por los
nacimientos que se produjeron en el poco tiempo que mediaba entre julio
de 1689 y la fecha del censo y porque llegaron algunas personas para
avecindarse a ella.
En su Memoria histórica…… él
ofrece una relación de los fundadores provenientes de Remedios (174
personas) y hace referencia, a otros que ya vivían en la zona, como es
el caso de la familia conformada por Gregoria Pérez de Alejo y González
de Castro, nieta de Antonio Díaz, casada con Luis de León y con una hija
llamada Paula, que según Natalia Raola poseían la mayor parte de la
herencia de Antonio Díaz en 1678 cuando pasó a la jurisdicción de
Remedios.
5-Natalia Raola Ramos, historiadora
remediana ( ya mencionada en párrafos anteriores), en época más
reciente, partiendo de la versión de Manuel Dionisio González logró
interrelacionar por lazos de consanguinidad, referido en su trabajo Fundación de Santa Clara (Un curioso caso de nepotismo),
donde reduce el número de familias a ocho, una la “gran familia”, como
ella la denomina, vinculada a los apellidos Díaz de Pavia y Rojas de
Pavia y siete conformadas por treinta y siete personas sin vínculos con
dichos apellidos. La gran familia formada por veintiseis herederos
directos de Antonio Díaz y ciento doce descendiente de Rojas de Pavia
para un total de ciento treinta y ocho personas, vinculadas a estos
apellidos, más treinta y siete sin nexos familiares con los Díaz y Rojas
de Pavia para un total de ciento setenta y cinco personas.
6-Por último la Comisión Científica que
escribió la historia de Santa Clara, concluida en 1990, se plegó a este
criterio de Raola y añadió las familias que ya vivían en la zona, aunque
no ofrecen una cifra exacta por no existir el dato preciso.
Como puede apreciarse, de estas versiones
hay dos que merecen atención por la profundidad de sus investigaciones,
pero difieren, fundamentalmente, en su aspecto conceptual, puesto que
Manuel Dionisio González se basa en el concepto de familia como núcleo y
Natalia Raola Ramos lo trató atendiendo a lazos consanguíneos.
Es necesario que la actual generación
conozca ambas versiones, una (la de Raola) porque aporta nuevos
elementos a la anterior y la otra (la de Manuel Dionisio) porque
sustenta el diseño de un monumento en la ciudad que perpetúa el gran
acontecimiento histórico que fue la fundación de la villa Gloriosa Santa
Clara.
Iglesia “Nuestra Señora del Carmen” |
Las familias fundadoras se reunieron en las riberas del río. “La Sabana”, hoy “Bélico”, a pocos metros de donde está situado el Monumento que perpetúa este hecho.
¿Qué motivó el cambio de lugar?
El lugar original, aparece situado en un plano que el historiador Manuel Dionisio González insertó en su Memoria histórica de la villa de Santa Clara y su jurisdicción
en el que aparece al final de la calle que ahora lleva el nombre de
Máximo Gómez y ribera del río, al pasar la actual calle “Garófalo”. Esta
ubicación responde a que existió una cruz que debió ser de madera, la
cual se conservó hasta avanzado el siglo XIX y que el pueblo se
encargaba de sustituir cuando se dañaba para señalizar el lugar.
En 1744 fue mercedado el terreno muy
próximo al lugar referido, es decir la parcela situada en las actuales
calles de “Máximo Gómez” entre “Garófalo” y río para la construcción de
una ermita que el padre Conyedo proyectó y le llamó “Nuestra Señora del
Carmen” porque el 16 de julio es el día dedicado a esta virgen y es el
siguiente al de la fundación, es decir fecha importante para la Iglesia
Católica más cercana al 15 de julio, de manera que la nueva ermita
perpetuara tan memorable lugar.
En 1754 se construyó una nueva edificación para esta iglesia que
sustituía la anterior que era una modesta construcción de madera y
guano, para ello se utilizó otro terreno aledaño (el que ocupa ahora) a
fin de no interrumpir los oficios religiosos mientras se construyera el
nuevo templo y para alejarla un poco de la ribera del río para evitar el
daño que pudieran producir las crecidas del mismo por lo que era más
segura la colina que hoy lleva el nombre de la iglesia.El tamarindo plantado en el costado de la iglesia “Nuestra Señora del Carmen” que fuera talado en 1918. |
Nuevo tamarindo sembrado por la Sociedad de la Prensa posterior al anterior talado. |
A unos pasos de este sitio, miembros de
la Sociedad de la Prensa sembraron otro tamarindo y lo rodearon de una
reja de hierro para su preservación y evitar una nueva tala, también
colocaron una tarja fechada: 15 de julio de 1923.
¿Por qué no fue sembrado en el mismo lugar donde existía el anterior?
El hueco dejado por las raíces del árbol
al ser arrancado del lugar se convirtió en un lugar atractivo para los
niños del barrio que iban a meterse en el agua que se acumulaba con la
lluvia, el hoyo creció y la popularidad también, le llamaban el “Lago de
Conyedo”, al mismo le construyeron un muro por su alrededor y fue
también el lugar escogido por los santaclareños para celebrar a su
alrededor la fiesta de la fundación el 15 de julio, lo que puede
analizarse como una demostración de respeto al sitio que simboliza el
nacimiento de la ciudad, o tal vez en repudio por la tala del legendario
árbol.
En 1950 El Grupo Los Mil[8]
lanzó una convocatoria para el diseño de un monumento más acorde al
acontecimiento y obtuvo el primer premio el escultor Boabdil Ross
Rodríguez[9],
profesor de la escuela de Artes Plásticas “Leopoldo Romañach” quien se
basó en la versión de Manuel Dionisio González acerca de las dieciocho
familias fundadoras y así la representa con igual número de columnas que
bordean al tamarindo simbolizando aquellas familias remedianas en el
acto de la fundación y colocaron otra tarja que sustituye a la
existente desde 1923, ya referida en párrafo anterior.
Fue inaugurado en 1952, y en 1991 declarado Monumento Nacional.
EL TAMARINDOGrupo “Los Mil” en el acto de inauguración del Monumento a las familias fundadoras |
Aunque ya fue explicada en el epígrafe anterior parte de la historia del tamarindo, quedaría por aclarar que no existe ningún documento o indicio que pruebe la existencia de este árbol en el lugar de la reunión inicial de los remedianos, e incluso Manuel Dionisio González no lo menciona en su Memoria histórica de la villa de Santa Clara y su jurisdicción, de ahí que haya quedado como una leyenda, como parte de una tradición que ha pasado de una generación a otra sin conocerse exactamente la fecha en que se sembró el primero. El tamarindo es hoy un símbolo de la identidad de los santaclareños, es un árbol legendario al que hay que cuidar y respetar, su existencia en 1689 y la sombra que cobijó a los fundadores de la villa de Santa Clara integran el conjunto de leyendas que enriquecen el patrimonio intangible de esta ciudad.
Ha dado lugar a una nueva tradición: la
siembra de uno en el bosque de los tamarindos en la Loma del Capiro el
15 de julio de cada año, iniciada en 1989 cuando se cumplía el
trescientos aniversario de la fundación de la ciudad.
CONCLUSIONES
Al estudiar el hecho fundacional de Santa
Clara, ocurrido a finales del siglo XVII nos ha permitido arribar a las
siguientes conclusiones:
- El móvil de la fundación tuvo un carácter económico, pero se tomaron los ataques de corsario y piratas como pretexto para justificar los intereses particulares.
- Sobre el número de personas fundadoras, aunque se toma la cifra ofrecida por Manuel Dionisio González (174) y que a su vez es utilizado por la remediana Natalia Raola Ramos para su investigación, con una persona de diferencia (175) no puede considerarse exacta debido a las personas que ya vivían en la hacienda y sus alrededores que se sumaron a este acontecimiento.
- De todas las versiones existentes acerca del número de familias fundadoras, solamente dos merecen atención, la de Manuel Dionisio González y la de Natalia Raola Ramos por cuanto ambas parten del análisis de las mismas personas, solo que se diferencian en el concepto de familia, el primero lo trata como núcleo familiar
( personas que habitan en la misma
vivienda) y la segunda, la familia por lazos consanguíneos vinculados
por los mismos apellidos.
- El lugar de la fundación que se acepta como más probable es el que presenta Manuel Dionisio en el plano publicado en su libro por cuanto aclara que la mayoría de las personas de más edad aseveraban que era el lugar indicado, unido a otros indicios que el usó para reforzar ese criterio.
- El árbol bajo el cual se reunieron es aún una incógnita no hay información al respecto, pudo ser cualquiera, pero por la trascendencia histórica que la tradición ha creado con respecto al tamarindo devenido símbolo de la fundación, por lo que es casi imposible obviarlo, por lo que es lógico considerarlo como un árbol legendario que enriquece las leyendas de la ciudad.
NOTAS Y REFERENCIAS
[1]
La primera publicación de La Memoria histórica de la villa de Santa
Clara y su jurisdicción del autor Manuel Dionisio González, data de 1860
aunque la primera edición aparece fechada 1858, lo que infiere que sea
la fecha de terminación de dicha obra.
La existencia de una solicitud enviada al
gobierno de la villa para que apoyara la publicación de la obra,
fechada el 10 de abril de 1860 y firmada por Manuel Ruano Alvarado y
Jesús María Ledón, asunto que fue tratado en el cabildo del 13 de abril
de 1860 confirman que no es 1858 la fecha oficial de la primera edición.
Fuente: El Quince de
Julio. Edición Especial dedicada al 220 Aniversario de la Fundación de
la Ciudad y Acta Capitular del 13 de abril de 1860 Tomo 22.
[2] Venegas Fornías, Carlos. Dos Etapas de Expansión Urbana.-Habana: Editorial Política, 1979. p. 45.
[3] Martínez Fortún Foyo, José Andrés. Anales y efemérides de San Juan de
los Remedios y su jurisdicción. 1492 al 1849- La Habana: Imprenta Pérez
Sierra y Compañía, 1934. t. 1. p. 54.
[4] Martínez Fortún Foyo, José Andrés. O Cit. pp 50-51.
[5] González,
Manuel Dionisio. Memoria histórica de la villa de Santa Clara y su
jurisdicción. Villaclara: Imprenta Del Siglo, 1858.-p 10.
[6] González, Manuel Dionisio. O Cit. Nota 9 p 15.
[7]
Manuel Dionisio no mencionó la presencia de un tamarindo en el lugar de
la fundación, lo que hace pensar en que aún no estaba plantado en el
sitio que muestra la foto, de ahí que ubiquemos este hecho después de
1858, fecha en que concluyó el libro y 1918 cuando aparece publicado.
[8]
El Grupo Los Mil, creado el 8 de enero de 1944, a iniciativas de un
grupo de vecinos de la ciudad de Santa Clara, pertenecientes a la clase
media, comerciantes, empresarios, profesionales, entre otros que se
dedicaron a la promoción de la conservación del patrimonio, la historia y
la cultura en general, al disolverse en febrero de 1961 ya habían
dejado varias obras, de las cuales algunas aún perduran como este en
cuestión ( Monumento a las familias fundadoras).
Fuentes: Cartacuba No 57
julio 2004 p 13 y artículo “Se disolvió el Grupo Los Mil”, periódico El
Villareño No 326 Año XI 15 de febrero de 1961 p 1-7.
[9] Boabdil Ross Rodríguez abandonó el país al triunfo de la Revolución
Otros dos ganadores del segundo y tercer
premio,. respectivamente, del concurso en el diseño del monumento a la
Familia Fundadora convocado por Los Mil, fueron Alfredo González y
Orlando Torres Martínez.
Fuente: Testimonio del artista de Artes Plásticas Orlando Torres Martínez.
BIBLIOGRAFÍA
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- Águila Zamora, Hedy. Breve historia del parque El Carmen. Boletín Cartacuba No57 Julio 2004.
- Altunaga, Rafael. Las Villas (biografía de una provincia). La Habana. Imprenta “El Siglo XX”, 1955.
- Consejo Científico de Santa Clara. Historia del Municipio de Santa Clara desde los aborígenes hasta 1990. Santa Clara. P. C. C. Municipal, 1993
- El Quince de Julio. Edición especial dedicada al 229 Aniversario de la Fundación de la Ciudad. Santa Clara, 1918. s.p.
- El Villareño, No 326, Año XI, 15 de febrero de 1961, p 1-7.
- Gandulla Rodríguez, Teresa. Aspectos fundamentales del desarrollo de Santa Clara en el período de 1689-1789. Trabajo de Curso. Universidad Central de Las Villas, Fac. de Ciencias Sociales y Humanísticas. Especialidad: Letras. Curso 1988-1989. (inédito).
- Guerra Díaz, Carmen. Colonización y Región. Aproximaciones al caso villaclareño. p 30-39. Islas U. C. L. V. nr.116 (enero-abril, 1998).
- ………………………… Problemas esenciales de la historia colonial de la provincia de Villa Clara desde una perspectiva regional – – p 50-59 Islas U. C. L.V. nr.104 (enero.-abril., 1993).
- González, Manuel Dionisio. Memoria histórica de la villa de Santa Clara y su jurisdicción. Imprenta “Del Siglo”, 1858.
- Las Villas. Álbum – Resumen – Ilustrado. La Habana, 1941 s. p.
- López Silvero, José. El Villareño No 79 Año II, p.3 (10 de abril 1950).
- Magazine “La Lucha”, 1926. s. p.
- Martínez Fortún Foyo, José Andrés. Anales y efemérides de San Juan de los Remedios y su jurisdicción. 1492 al 1849. La Habana: Imprenta Pérez Sierra y Compañía. 1 t. 1942.
- Pezuela, Jacobo de la. Diccionario geográfico, estadístico e histórico de la Isla de Cuba. Madrid: Imp. del Establecimiento de Mellado. Imp. del Banco Industrial y Mercantil, 1868-1878. 4 t.
- Raola Ramos, Natalia. Fundación de Santa Clara. (Un curioso caso de nepotismo). p. 3 -15 Islas U. C. L. V. nr.81 (mayo-agosto, 1985).
- Santa Clara: Ciudad de Marta. (1954) En: Libro de Oro, 15 de Julio de 1689. Santa Clara: Impreso en Talleres Gráficos del Colegio de Las Antillas, 1954. s. p. ilus.
- Santovenia, Emeterio. Un día como hoy: 366 Fechas en la Historia de Cuba. La Habana: Editorial “Trópico”, 1946.
- Venegas Delgado, Hernán. “Notas críticas sobre economía colonial de Villaclara”. p. 16-76. Islas U. C. L. V. nr.81 (mayo-agosto, 1985).
- Venegas Fornías, Carlos. Dos Etapas de Expansión Urbana. Habana: Editorial Política. 1979.
Testimonios
Torres Martínez, Orlando y Georgina
Uriarte, profesores fundadores de la Escuela de Artes Plásticas
“Leopoldo Romañach” de Santa Clara.
ANEXO
Los 18 núcleos familiares encabezados por los siguientes nombres:
- Manuel Rodríguez de Arciniega y Catalina Velázquez
- Juana Márquez, la Vieja, viuda
- Dominga de Rojas, viuda
- Catalina González, viuda
- Miguel Hurtado de Mendoza, viudo
- Capitán Cristóbal de Moya, María Pérez de la Cruz
- sabel Pérez, viuda
- Ana Consuegra y Morales, viuda
- Juan González de la Cruz
- Gaspar Bermúdez,
- Teresa Jiménez, viuda
- Ana María Rodríguez, viuda
- Juan y Diego Díaz Reinoso (hijos de Antonio Díaz)
- Esteban Díaz de Acevedo
- José González de la Cruz y Guillén del Castillo (sacerdotes)
- Juan de Consuegra y Teodora del Rosario Arjona
- Juan Antonio Noble y María Rodríguez Pérez
- Francisco y Juan Alejo Pérez González de Castro
- Boletín Cultural Cartacuba No 13 julio 2000 pp 6-7.
- Revista Amanecer No 38 Año VII julio-agosto 2001 pp 18-19
- Revista Honda No 47 p p 4-5-6. Sociedad Cultural “José Martí”, La Habana 2016, ISSN 1605-7920
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