viernes, 19 de mayo de 2017

Santa Clara. ¿Ciudad de puentes?

 
El Puente O`Donell conocido como el Puente de los Buenos

Por: Hedy Águila Zamora
Cuando los remedianos Manuel Rodríguez de Arciniega y Esteban Díaz de Acevedo, en 1689, se presentaron ante el Capitán General y el Obispo para solicitarles la autorización del traslado de la villa de San Juan de los Remedios  para la hacienda de Antonio Díaz, de la cual ellos eran herederos, alegaron que este sitio tenía entre otras condiciones, abundantes “aguadas”. Realmente era así al fundarse la nueva villa de Santa Clara, la que tuvo su asentamiento entre dos caudalosos ríos: de la Sabana (Bélico) y del Monte (Cubanicay), rodeado de numerosas cañadas y lagunas.
 El hecho de que los vecinos tuvieran que transitar desde el primer núcleo poblacional urbano, situado en la Plaza Central, donde ahora se encuentra el parque Leoncio Vidal, hasta otros sitios del territorio se hacía necesario el paso por los dos ríos, ya mencionados, y por la laguna de los Almiquíes, si deseaban ir hasta la loma donde se había fundado la villa (ahora El Carmen) o por el arroyo Marmolejo que impedían el paso hacia el barrio La Tanoya, (La Pastora). Esta situación geográfica los obligó a construir puentes que en un principio eran de madera y ya en el siglo XIX se comenzaron a construir con más solidez, muchos que aún perviven en la ciudad moderna.
Los más antiguos que ya no existen estaban en la actual intersección de Martí y Luis Estévez y se llamaba Grandales, esa zona fue cegada y dejó de existir el puente, lo mismo ocurrió en la calle Nueva que después se llamó El Carmen y ahora es Máximo Gómez en la zona donde estaba la cañada de los Almiquíes por donde ahora pasan las calles de Julio Jover y su paralela Berenguer y similar situación se presentó con el arroyo Marmolejo que corría, aproximadamente, por áreas entre las calles San Cristóbal y Candelarias ( actuales Eduardo Machado y Maestra Nicolasa). Los puentes fueron necesarios para comunicarse con las áreas exteriores fuera de las márgenes de los ríos, para ir hasta el barrio Condado al oeste, hacia donde se dirigía el crecimiento poblacional del siglo XVIII fuera del centro de la villa, pero también era la entrada de aquellos que llegaban a Santa Clara procedente del occidente, es decir de la villa de San Cristóbal de La Habana o los que lo hacían al este provenientes de la jurisdicción de San Juan de los Remedios o los que iban o venían para el sur donde se encontraba la villa de Sancti Spíritus y el camino hacia Las Manicaraguas y con dirección al norte, muy importante, el embarcadero de Sagua para llegar a esa villa y encontrarse con el mar. Santa Clara fue la villa de tránsito por excelencia de aquellos que viajaban de oriente a occidente y viceversa, por estar en el centro de Cuba, era el lugar ideal para el descanso y continuar viaje, aún en los tiempos modernos mantiene esa característica, de ahí que se hable de un turismo de tránsito o de descanso obligado en el caso de las caravanas, entre otros.

El Puente Isabel II es conocido como el Puente de la Cruz
Por todo lo anterior los puentes significaron mucho para el desarrollo de la villa y ciudad después, pero lo más particular es que hay varias leyendas asociadas a ellos y muchos llevan nombres ilustres, así ocurre con: Puente O`Donell que data de 1846 y lleva el nombre del Capitán General de la Isla porque estuvo en la villa en el momento que se proyectaba y entró por ese lugar, en homenaje a él el gobierno local decidió llamarlo así, no obstante en la ciudad nadie le dice su verdadero nombre, aún cuando está perpetuado en una lápida conmemorativa en uno de sus muros laterales, lo llaman Puente de los Buenos y se asocia con la leyenda o creencia de que como al lado oeste del arroyo había un cementerio (anterior al actual), en el paso, antes de existir el puente, despedían los duelos de los fallecidos y siempre se decía que el occiso era muy buena persona cuando podía ser que no. Puente sobre el río Cubanicay, Isabel II, construido en 1862, no se reconoce por su nombre oficial sino por Puente de La Cruz, asociado a la leyenda de la cruz de madera que encontraron los remedianos a su llegada a este lugar cuando fundaron la villa de Santa Clara; Puente General José de Jesús Monteagudo, en la calle Estrada Palma sobre el río Bélico, debe su nombre al general santaclareño que peleó en la Guerra del 95 y fue el encargado de entrar a la ciudad al frente de las tropas mambisas y cortar la alambrada con la que el ejército español había circundado la ciudad para controlar la entrada y salida durante la guerra. Este general murió en 1914 y el puente lo construyeron en 1915, en su homenaje le pusieron su nombre, pero tampoco el pueblo lo conoce a pesar de tener también una tarja que lo identifica, sino que lo llaman popularmente el Puente de los Americanos, por la cercanía de la tropas norteamericanas llegadas a esta ciudad procedentes de Illinois cuando la intervención norteamericana, al finalizar el régimen colonial español. Con relación a este puente también se ha generado una leyenda que cuenta acerca de dos enamorados que se suicidaron debajo, en la orilla del río ante la imposibilidad de poder casarse. El puente Gallego en homenaje a Matías Gallego Vallejo, el gobernador que promovió durante su gobierno la construcción del mismo sobre el río Bélico al salir de la calle Calvario (Marta Abreu) fue construido en 1858, debajo había una poza profunda que se conoce como El Fraile y la leyenda dice que ahí se bañaban los frailes, ya nadie lo recuerda por el Gallego y sí por el puente de la funeraria por estar ésta situada muy cerca del lugar.
Otros son, el Santa Clara (actual Tristá) sobre el río Bélico, El puente Conyedo en la Ave Eduardo Chibás (carretera a Sagua) el lugar donde se unen los dos ríos y continúan en un solo cauce hacia el norte, todos lo llaman el puente de la carretera a Sagua y han olvidado su verdadero nombre en homenaje al padre Juan de Conyedo. En la calle Independencia, antes Santa Elena se construyó sobre el Bélico un puente pero no aparece con nombre alguno como no fuera el Puente de la calle Independencia, así ocurre con el paralelo de la calle Martí que tampoco tiene nombre conocido. En 1947 se construyó, por iniciativas del alcalde Juan Artiles López, uno sobre el Bélico para comunicar la zona del ferrocarril con Dobarganes, y se le llamó Juan Artiles, en homenaje al promotor y gestor de la construcción, está señalizado con una tarja pero no se popularizó ese nombre.
 La urbanización del área que hoy es el reparto Osvaldo Herrera en sustitución del nombre de su dueño original Marcos Dobarganes, en las primeas décadas del siglo XX generó varios puentes para facilitar la comunicación con el centro histórico de Santa Clara a los vecinos que decidieron vivir en el nuevo barrio, esto obligó a que se construyera uno sobre el Bélico en la calle Juan Bruno Zayas la que se unió con la calle primera del reparto Dobarganes, el alcalde Leopoldo Figueroa Franqui  facilitó la obra. Por la calle Higinio Esquerra los militares necesitaban llegar hasta el Puesto Militar General Monteagudo y el hospital María Cristina y así aparecen otros, uno sobre el Bélico y otro en la calle Toscano. 
Cuando el gobierno del General Gerardo Machado y Morales, entre 1925 y 1927 se construyó la carretera central, esto conllevó a que se tuvieran que construir puentes, como el que está sobre el arroyo de la Tenería en proximidades a donde actualmente radica la terminal de ómnibus, otro entre San Miguel y Tristá sobre el Bélico y uno sobre el Cubanicay, a la entrada del reparto La Vigía.
En 1959 se decidió mejorar, por el gobierno revolucionario, las condiciones de vida del reparto Raúl Sancho (Condado) y se construyeron puentes sobre el Bélico, uno en la calle Caridad y otro en Nazareno (Serafín Sánchez), le nombraron como uno de los héroes de la Revolución, Orestes de la Torre quedó señalizado con una tarja, la cual fue retirada del lugar, no se sabe por quién.
Sobre el río Cubanicay en la calle Misionero hacia el este de la ciudad para enlazar el área próxima al hospital con el reparto Vigía el alcalde Juan Artiles López durante su mandato, nuevamente propició la construcción de otro puente y le llamaron por el nombre del gobernador provincial, Ramiro Capablanca, para su identificación se colocó una tarja en el año 1947 que aún se mantiene.
El cauce de este río y el crecimiento de la ciudad fuera de sus márgenes hacia el este ha generado varios puentes más, como los que existen en la calle Nazareno, en la Avenida del Sandino, hacia el reparto Bengochea que se formó a partir de 1950 y requería del cruce para el centro, por la calle San Cristóbal; siguiendo el curso del río está la calle Buenviaje que también se extendió y requirió de un puente y los que existen por la zona del ferrocarril, la extensión de las vías férreas hacia distintos puntos de la geografía cubana creó ramales que cruzaban por encima de las aguas del Cubanicay.
El crecimiento de la ciudad hacia el sur dio lugar a otros barrios como el Nuevo Condado y el Chambery  que si existía desde el período colonial desde donde se transportaba agua potable en carretones para abastecer a los habitantes del centro histórico de la villa, por tanto hubo necesidad antes y después del proceso revolucionario de construir puentes sobre el Bélico.
No tenemos la cuantificación del total de puentes, pero de acuerdo a los mencionados y muchos más que faltan, Santa Clara puede competir con Matanzas en cuanto a ser otra “ciudad de los puentes”.


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